Relegan uso de estufas verdes
FELIPE CARRILLO PUERTO.- Postrada en una silla de ruedas, María Victoria Canul Ake, padece artritis avanzada por lo que ella llama «descuido de candela».
Desde niña se dedicó a hacer tortillas; cuando cumplió 50 años vendía panuchos a los maestros que llegaban a la comunidad de X-Hazil, para entonces ya le habían diagnosticado la enfermedad, pero aún así hacía las tortillas y tocaba el agua fría.
Cinco años después, María Victoria no puede sostenerse en pie ni sujetar un vaso entre las manos.
La artritis es un padecimiento común en esta comunidad maya, sobre todo en mujeres mayores, pero también lo son las enfermedades respiratorias por inhalar el humo de los fogones.
«Aquí con el fogón de leña nos quemamos todas las piernas y las manos, pero así hemos cocinado toda la vida», cuenta Margarita Canul, atizando la brasa de su fogón y cuyo comal ha sido sustituido por la tapa de un ventilador oxidado.
El hollín pinta de negro las casas empobrecidas y se sabe que las mujeres cocinan por la capa de ceniza que mancha sus caras.
Esa situación está tratando de cambiarse con la instalación de estufas eficientes de leña.
Esta ecotecnología creada por la asociación civil U’yo’olché (retoño de árbol), ofrece grandes beneficios: reducción de uso de leña en 60 por ciento y la disminución de enfermedades.
Aún así, esta alternativa, sigue compitiendo con un comal sobre tres grandes piedras sobre el suelo, llamado fogón.
«Lo más difícil es cambiar la cultura de la gente, porque aún con una estufa ahorradora de leña como Túumben Kóoben que elimina el humo de las casas y ahorra hasta 60 por ciento de la madera, todavía la gente se resiste», reconoció Dulce Magaña, coordinadora del proyecto de instalación de estufas ahorradoras de la ONG.
Magaña advierte que la inhalación de tres horas de fuego abierto equivale al consumo de entre 10 y 15 cigarros.
La construcción de las estufas ahorradoras requiere sólo cuatro horas con materiales locales y baratos: cáscara de elote, nopal machacado o en jugo, tierra roja, tierra blanca, cal y 10 kilos de cemento.
A decir de Braulio Medina, albañil que ha instalado las 14 estufas de su localidad, el modelo es perfectible: a la suya le instaló una cubeta con llave de agua adaptada al lado de los comales para calentar agua y minimizar el riesgo de artritis.
A futuro, la organización que ha instalado estufas «verdes» en 16 comunidades del corredor biológico entre las reservas de Sian Kan y Calakmul, busca crear una microfinanciera para que se cubra el costo de las estufas en cinco meses.
Feliciana Kú Morales, de 79 años, una de las beneficiadas del proyecto, detalló que cuando en una fiesta del pueblo llevaron la estufa, ella pensó que era una tontería.
Ahora a casi un año de tenerla, asegura que hace mejor tortillas que en cualquier fogón.
«Mira, no se me pasa la tortilla. Es una hermosura», presume en maya.
Alternativa maya
En Quintana Roo se han instado 2 mil 400 estufas ahorradoras, mil son del modelo de U’yo’olche y el resto son las que distribuyen la Sedesol, la Conanp y la Conafor.
· Expulsa fuera de la casa el hollín.
· Disminuye inhalación de humo y males respiratorios.
· Tiene una cubeta con llave para calentar agua y disminuir el uso de agua fría y el riesgo de artritis.
· Su construcción requiere 4 horas y materiales baratos: cáscara de elote, nopal machacado o en jugo, tierra roja, tierra blanca, cal y 10 kilos de cemento.
· Disminuye exposición y riesgos por el fuego
· Reduce 60% el uso de leña respecto del fogón convencional.
Fuente: http://www.reforma.com
Visita Reforma